Las torrijas son uno de los dulces más típicos de la Semana Santa, pero también se pueden disfrutar en cualquier época del año. Se trata de unas rebanadas de pan empapadas en leche, rebozadas en huevo y fritas en aceite, que se suelen espolvorear con azúcar y canela o bañar en miel. Hay muchas formas de prepararlas, según el tipo de pan que se use, el líquido de remojo que se elija o el toque final que se les dé.
Una de las variantes más sencillas y deliciosas son las torrijas de leche condensada, que tienen un sabor dulce y una textura cremosa que las hace irresistibles. Además, se pueden hacer con pan del día o con pan especial para torrijas, e incluso con pan de molde grueso o brioche si queremos ahorrar tiempo y complicaciones.
Ingredientes
- 1 barra de pan duro o 8 rebanadas de pan de molde grueso o brioche
- 450 g de leche condensada
- 450 g de agua
- 1 palo de canela
- 2 tiras de cáscara de naranja
- 3 huevos
- Aceite de oliva virgen extra
- Azúcar y canela mezclados
Elaboración
El primer paso es cortar el pan en rebanadas de unos 2 cm de grosor si usamos una barra entera. Si usamos pan de molde o brioche, podemos dejar las rebanadas tal cual o cortarlas por la mitad si son muy grandes.
El segundo paso es preparar el líquido de remojo, que es una mezcla de leche condensada y agua a partes iguales. Ponemos esta mezcla en un cazo junto con el palo de canela y las tiras de cáscara de naranja y la calentamos hasta que hierva. Luego la vertemos en un plato hondo y dejamos que se temple un poco.
El tercer paso es empapar las rebanadas de pan en el líquido de remojo, teniendo en cuenta que el tiempo dependerá del tipo y la frescura del pan. Si el pan es duro, lo dejaremos más tiempo para que se ablande bien; si el pan es fresco o blando, lo mojaremos menos tiempo para que no se deshaga. Lo ideal es que queden blanditas pero enteras.
El cuarto paso es rebozar las rebanadas empapadas en huevo batido y freírlas en una sartén con aceite caliente, al que podemos añadir otro trozo de cáscara de limón para aromatizar. Las freímos por ambos lados hasta que estén doradas y crujientes, y las vamos sacando a un plato con papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.
El quinto y último paso es decorar las torrijas con azúcar y canela al gusto, o con miel si preferimos. También podemos acompañarlas con frutos rojos, nata montada o helado para hacerlas más completas.
Las torrijas de leche condensada son un postre fácil y rápido de hacer, que nos permite aprovechar el pan sobrante y disfrutar de un dulce tradicional con un toque diferente.