En el momento de comprar la lechuga la encontraremos crujiente y verde, si se trata de una iceberg, romana o escarola, pero al pasar unos días vamos notando que las hojas ya no están tan firmes y van quedando algo mustias.
Una vez hayamos comprado la lechuga, lo primero que debemos hacer es meterla en una bolsa y colocarla dentro de la nevera en las gavetas de refrigeración para las hortalizas.
A la hora de escoger las hojas para preparar la ensalada, cogeremos las hojas enteras sin cortarlas para que la lechuga nos dure más tiempo.
Nos disponemos a hacer otra ensalada y nos encontramos con las hojas mustias ¿qué hacer entonces?. Prueba a seguir estos pequeños consejos y verás que buen resultado.
Si queremos volver a recuperar esas hojas crujientes y por supuesto seguir haciendo ensaladas con ella, tan solo debemos ponerla de remojo en un recipiente con agua fría y el jugo de medio limón.
Eso sí, este tratamiento hazlo para las hojas que vayas a necesitar en ese momento para la ensalada, el resto de la lechuga la reservas en la nevera y vuelves a hacer lo mismo para la próxima ensalada.
Siempre y cuando la lechuga esté en buenas condiciones, una lechuga puede durar unos 5 o 6 días y siempre que esté refrigerada.