Ingredientes
- 4 membrillos
- 600 g de azúcar
- El zumo de medio limón
- 40 g de nueces peladas
- Aceite de girasol
Preparación
Lava bien los membrillo. Una vez lavados sécalos y trocéalos (sin pelar). Pon abundante agua en una cazuela grande, añade los trozos de membrillo y cuécelos durante 30 minutos, hasta que estén bien tiernos. Retíralos y pásalos por un colador, dejándolos escurrir hasta que pierdan toda la cantidad de agua que tengan.
Parte el limón por la mitad y exprime la mitad de uno de ellos. Ponlo en un cazo, añade 150 ml de agua y el azúcar. Pon al fuego y cuece, a fuego lento, removiendo de vez en cuando hasta que consigas un almíbar más bien espeso. Luego introduce una espumadera y sopla con fuerza a través de sus agujeros. Observarás cómo se forman burbujas. Si esto ocurre, ya estará listo. Es el momento de retirarlo del fuego.
Pela los trozos de membrillo, retírales las semillas y añádelos al cazo. Continúa con la cocción, sin dejar que remover, hasta que obtengas una preparación espesa y consistente.
Tritura la mezcla hasta lograr un puré lo más homogéneo posible. En caso de que observes que se queda blando puedes cocerlo entre 5 a 10 minutos más. Una vez listo, trocea las nueces y mézclalas con el puré de membrillo.
Unta las paredes bajas del molde con un poco de aceite de girasol, y vierte en él la mezcla de membrillo y nueces. Deja enfriar hasta que se endurezca por completo. Para terminar, córtalo en dados.